Foto de la red, José Luis G. Grande |
La alondra de mi balcón sabe tu nombre, tu marca
se lo ha contado, corriendo, a todos de la bandada.
La yerba acoge tu pie y conoce tu pisada, donde crecen
sin pensarlo, lindas flores azuladas, lindas rojas, lindas
gualdas, y todas saben de ti desde la noche hasta el alba.
Hasta buitres desde el cielo te rodean con sus vuelos, te
rodean desde el aire, aire de círculos negros, coronándote.
Trocaderos de la luna, donde esta se vuelve mujer, gacela,
montaña o garduña, o una boca de colmillos, presta a
rasgarte la piel, o a lamerte como a un hijo.
Daniela