Las lenguas buscan lenguas en tálamos
ya brunos; las manos las gaviotas
rayitas de horizonte, y tu espada
busca un centro de gravedad
que tengo permanente y en ángulo,
en los convexos montes de cumbres
café y leche.
Se entremezclan alientos, dientes,
pieles, se turban los ombligos,
refugiará tu boca mi sexo
golondrina, y tu fuente de
avena beberé babeante.
Daniela
... dicen que las de Grey
ResponderEliminarson sombras excitantes.
Debo decir que es de ley
afirmar que más insinuantes
son las tuyas, Daniela,
mucho más palpitantes.
Desde fuera del poema, besos.
Los míos, insignificantes.
Hola Luis:
EliminarGracias, admito que me gusta más jugar a insinuar, o a proponer imaginar, que a mostrar es muchísimo más creativo y exultante ¿no? Bss.
daniela