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Foto de la red |
Cada rizo, una rosa de
aventura.
Cada rima, una rama
de este amor.
Cada remo, una roma
curvatura,
que se alianza en mi dedo
corazón.
En cada tilde, tomas té
conmigo ocupando
tus huecos esta voz.
Abocado a tu mar
mi río furia, se amansa
como lava, y da calor.
Erótico calor de piel precisa
que me arrancan tus manos,
acamando cual biznas,
sin dolor.
Daniela
Me crecieron hijos peculiares;
uno parco en palabras,
otros más habladores,
las más muy, muy sentidos,
alguno hijo de puta, pero...
les quise a todos.
Hasta los que aborté
llevaron mi cariño
prendido con mi nombre,
¡sí!
Se los regalé a Luna
en plata sacrificio,
al llegar
con su estigma
cantando entre los ojos...
Hay una tinta roja
que macha entre mis dedos,
entre mis piernas corre,
valiente como el río,
a gritos se aventura
en el mar de la vida.
Daniela