Me crecieron hijos peculiares;
uno parco en palabras,
otros más habladores,
las más muy, muy sentidos,
alguno hijo de puta, pero...
les quise a todos.
Hasta los que aborté
llevaron mi cariño
prendido con mi nombre,
¡sí!
Se los regalé a Luna
en plata sacrificio,
al llegar
con su estigma
cantando entre los ojos...
Hay una tinta roja
que macha entre mis dedos,
entre mis piernas corre,
valiente como el río,
a gritos se aventura
en el mar de la vida.
Daniela
Hay hijos habladores que respiran pundonor y energía... la que les sobra desde que el cielo se abrió en mil pedazos y las culebras reptan por el agua para esconderse en cualquier caverna. Pero la sangre se confunde con la arena y coagula repleta de adornos que ,los lunares de tu cuerpo sorprenden al pasajero que camina por tu vera.
ResponderEliminarCrujen la tinieblas y el agua inunda su caverna.
un abrazo
Antonio
Y hay hijos con sonrisas grandes y sinceras como medias lunas resplandecientes.
ResponderEliminarTambién de esos.
Besos.
Si también de todos esos, hijos de todos los colores. Gracias Antonio.
ResponderEliminarGracias Luis.
Bss
daniela