FOTO DE LA RED: www.lasestacionesdetren.net
Este cansancio fiel que como un perro
acaricia mi mano,
se ha hecho cotidiano en mi vivir.
Me lo trajo tu ausencia, un julio seis,
le miré como de mal agüero,
presagié en él tu sentencia de cruz.
Sigues sin prodigarte en carne y hueso,
solo tu voz, procelosa ramera,
visita de tarde en tarde mi silueta.
Y...me adula los versos y el oído,
me promete lo que no cumplirá...
voy rumiando esa carencia
que, a pesar de tu voz, es realidad.
El can, se quedará a vivir conmigo
hasta que devore la mano que le tiendo.
Daniela
|
OTROS BLOGS DE LATIAPOETA
miércoles, 6 de febrero de 2013
EN EL TREN DE LAS 8.02
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario